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jueves, 12 de febrero de 2015

Autora: Sheila Guerra "La igualdadde género tiene que ser una realidad vivida"




Autora: Sheila Guerra

“La igualdad talvez sea un derecho, pero no hay poder humano que alcance jamás a convertirla en hecho”.
La autora Amparo Moreno en su libro De qué hablamos y no hablamos cuando hablamos del “Hombre”  muestra la realidad de las mujeres en el pasado y el presente y como ha sido dejada a un lado por un patriarcado que simplemente existió porque los hombres así decidieron, su libro está dividido en tres bloques de interés general que nos llevarán a descubrir cuál es la historia de la mujer y como se ha desarrollado en todos los campos para demostrarnos que en esta sociedad no hay como tal una igualdad, sino más bien una dominación.
Para amparo es evidente que la mujer desde su educación ha sido menospreciada ya que siempre habido la diferencia entre los niños y las niñas, profesores y profesoras, en decir hombres y mujeres, ya que se considera que genéticamente los hombres son mejores, demostrando una desigualdad y una incredibilidad total.

“Cada sociedad ha generado, en la sucesión de presentes que devienen pasado, unas determinadas formas de relacionarse con los seres humanos entre sí y con su entorno” (Moreno amparo pág. 38)
A lo largo del tiempo las sociedades ya no solo se basan en relaciones de desigualdad entre  dominantes - dominados sino también entre mujeres - hombres, lo único que ha conseguido la sociedad civilizada  como la plantea Aristóteles que  los únicos que pueden tener poder son los hombres adultos , sabio, y en aquellos tiempos debía ser de la metrópolis Roma.
Para Aristóteles la mujer era un mero objeto, en su predominaba las relaciones jerarquizadas entre quienes, según él, por naturaleza mandan (arkos) y quienes también por naturaleza están destinadas y destinados a ser mandados (arkhomenos, forma pasiva del verbo que suele traducirse por obedecer, noción más crédula con el poder). 
En cuanto a la virilidad de los hombres debemos saber que se ha dado gracias a la importancia que se les ha dado por largo tiempo, lo que generó que se crean seres humanos que representan una divinidad, ya que en la sociedad tienen un papel más importante creen ser inmunes al “instinto de muerte”, ya que muchas veces el exceso de violencia genera la superioridad, el hecho de que la mujer no tenga participación en guerras, movimientos revolucionarios ha influido para que el hombre tenga una concepción errónea por los estereotipos que se han conformado en la sociedad.
Al reflexionar sobre la vida social desde la noción unitaria de comunicación, partimos de la base de que lo humano no es algo que podamos definir al margen del medio ambiente en que se desarrolla, ya que la vida social no es estática sino dinámica y, además, los códigos culturales que rigen lo que sentimos, constituyen los fundamentos irracionales sobre los que operan los argumentos racionales.
La voluntad de dominar el mundo necesita que una parte del pueblo que busca el control se dedique a esto, mientras el resto se encarga de obtener los medios de subsistencia necesarios para sí y para los “guerreros”. Surge, así un sistema imaginario de clasificación social, jerárquico y complejo, que para legitimarse se autocalifican como superiores a base de calificar como inferiores a otros seres humanos que denominados como los otros.
En conclusión se puede decir que siempre ha existido un patriarcado en la mayor parte de los gobiernos y que el pueblo nunca se detiene a considerar que todos (Mujeres y hombres) somos iguales, seres humanos con las mismas capacidades y por lo tanto deberíamos tener los mismos derechos y obligaciones ante la sociedad.

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BIBLIOGRAFÍA
·         MORENO SARDÀ, A. (1977),  Mujeres en lucha. El movimiento feminista en España. Barcelona, Anagrama.
·         MORENO SARDÀ, A. (1986), El Arquetipo Viril protagonista de la Historia. Ejercicios de lectura no-androcéntrica. LaSal, edicions de les dones, Barcelona.
 

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