Autora: Sheila Guerra
“La igualdad talvez sea un derecho, pero no hay
poder humano que alcance jamás a convertirla en hecho”.
La autora Amparo Moreno en su libro De qué hablamos
y no hablamos cuando hablamos del “Hombre” muestra la realidad de las
mujeres en el pasado y el presente y como ha sido dejada a un lado por un
patriarcado que simplemente existió porque los hombres así decidieron, su libro
está dividido en tres bloques de interés general que nos llevarán a descubrir
cuál es la historia de la mujer y como se ha desarrollado en todos los campos
para demostrarnos que en esta sociedad no hay como tal una igualdad, sino más
bien una dominación.
Para amparo es evidente que la mujer desde su
educación ha sido menospreciada ya que siempre habido la diferencia entre los
niños y las niñas, profesores y profesoras, en decir hombres y mujeres, ya que
se considera que genéticamente los hombres son mejores, demostrando una
desigualdad y una incredibilidad total.
“Cada sociedad ha generado, en la
sucesión de presentes que devienen pasado, unas determinadas formas de
relacionarse con los seres humanos entre sí y con su entorno” (Moreno amparo
pág. 38)
A lo largo del tiempo las sociedades ya no solo se
basan en relaciones de desigualdad entre dominantes - dominados sino
también entre mujeres - hombres, lo único que ha conseguido la sociedad
civilizada como la plantea Aristóteles que los únicos que pueden
tener poder son los hombres adultos , sabio, y en aquellos tiempos debía ser de
la metrópolis Roma.
Para Aristóteles la mujer era un mero objeto, en su
predominaba las relaciones jerarquizadas entre quienes, según él, por
naturaleza mandan (arkos) y quienes también por naturaleza están destinadas y
destinados a ser mandados (arkhomenos, forma pasiva del verbo que suele
traducirse por obedecer, noción más crédula con el poder).
En cuanto a la virilidad de
los hombres debemos saber que se ha dado gracias a la importancia que se les ha
dado por largo tiempo, lo que generó que se crean seres humanos que representan
una divinidad, ya que en la sociedad tienen un papel más importante creen ser
inmunes al “instinto de muerte”, ya que muchas veces el exceso de violencia genera
la superioridad, el hecho de que la mujer no tenga participación en guerras,
movimientos revolucionarios ha influido para que el hombre tenga una concepción
errónea por los estereotipos que se han conformado en la sociedad.
Al reflexionar sobre la vida social desde la noción
unitaria de comunicación, partimos de la base de que lo humano no es algo que
podamos definir al margen del medio ambiente en que se desarrolla, ya que la
vida social no es estática sino dinámica y, además, los códigos culturales que
rigen lo que sentimos, constituyen los fundamentos irracionales sobre los que
operan los argumentos racionales.
La voluntad de dominar el mundo necesita que una
parte del pueblo que busca el control se dedique a esto, mientras el resto se
encarga de obtener los medios de subsistencia necesarios para sí y para los
“guerreros”. Surge, así un sistema imaginario de clasificación social,
jerárquico y complejo, que para legitimarse se autocalifican como superiores a
base de calificar como inferiores a otros seres humanos que denominados como
los otros.
En conclusión se puede decir que siempre ha
existido un patriarcado en la mayor parte de los gobiernos y que el pueblo
nunca se detiene a considerar que todos (Mujeres y hombres) somos iguales,
seres humanos con las mismas capacidades y por lo tanto deberíamos tener los
mismos derechos y obligaciones ante la sociedad.
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BIBLIOGRAFÍA
·
MORENO
SARDÀ, A. (1977), Mujeres en lucha. El
movimiento feminista en España. Barcelona, Anagrama.
·
MORENO
SARDÀ, A. (1986), El Arquetipo Viril protagonista de la Historia. Ejercicios de
lectura no-androcéntrica. LaSal, edicions de les dones, Barcelona.
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